La enfermedad que contradice las creencias: mata a más mujeres que varones y muchos la ignoran
Dos organizaciones médicas cardiológicas de la Argentina encendieron la alarma al dar a conocer los resultados de una encuesta preocupante. El resultado revela cómo, a veces, la falta de conocimiento sobre determinadas enfermedades -y en especial si el que ignora es una víctima potencial- puede jugar en contra y hasta poner en riesgo la vida.
Se trata de un caso paradigmático, además, por tratarse de la enfermedad cardiovascular: según esta encuesta, las mujeres siguen pensando que son menos vulnerables que los varones. Pero la situación es peor aún, porque muchos médicos aún hoy se siguen manejando bajo ese precepto. Y la realidad indica lo contrario.
El trabajo fue realizado por la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) y la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC). Los datos proporcionados a partir de una investigación periodística de Clarín, tienen un propósito: concientizar sobre el problema y buscar revertirlo.
Ana María Salvati, presidenta de la FCA, admite en diálogo con este medio: “Los médicos somos parte del problema, porque la conciencia automática cuando se piensa en la enfermedad cardiovascular es el hombre. Hay un sesgo. Si la mujer viene con dolor de pecho se dice que puede estar estresada o angustiada. Con el hombre inmediatamente se piensa en un infarto”.
En Argentina, al igual que en el resto del mundo, la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en ambos sexos. Pero según datos de las estadísticas vitales que publica el Ministerio de Salud, la mortalidad en las mujeres fue en 2022 (últimos datos disponibles) del 28,4 por ciento, mientras que en los varones llegó al 27 por ciento.
“Hay que educar a las mujeres y a los médicos”, dice Salvati y recuerda: “Yo era residente de cardiología y escuchaba decir a los médicos: ‘Enfermedad de hombres en las mujeres tiene mal pronóstico’. Enfermedad de hombres, decían. Y yo soy vieja pero no soy un dinosaurio. Recién ahora los médicos más jóvenes están asumiendo que hombres y mujeres viven de la misma manera la enfermedad cardiovascular”.
Un prejuicio peligroso
La explicación de ese prejuicio, según la experta, se funda en que “mientras la mujer está en edad fértil tiene protección cardiovascular por los estrógenos. Antes la mujer moría más joven, pero hoy vive muchos más años en menopausia. La expectativa de vida está en 78 años”.
Para Salvati, “hay que machacar como lo hicieron los ginecólogos desde el siglo pasado y lograron bajar el nivel de muertes por tumores ginecológicos. Esa es nuestra meta, hasta lograr que el día de mañana se hable de enfermedad cardiovascular y no se piense que la mujer es menos vulnerable”.
Verónica Crosa, directora del Área Corazón y Mujer de la SAC y la FCA, coincide en que “la percepción del riesgo de enfermedad cardiovascular es baja entre las mujeres”. Lo sustenta con la encuesta en la que participaron 3.338 mujeres de todo el país, de las cuales el 62 por ciento consideró que la principal enfermedad que puede afectar su salud y limitar su expectativa de vida es el cáncer, principalmente el de mama. Sólo una de cada tres mujeres respondió que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de morbimortalidad.
Según Salvati, “la mujer se ve expuesta a los mismos factores de riesgo convencionales que el varón, como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad y el colesterol elevado, con algunas diferencias en el impacto de cada uno de ellos, predisponiendo al desarrollo de ateroesclerosis coronaria”.
Y agrega que “además, operan en ella factores de riesgo únicos ligados a la esfera hormonal y a la edad fértil, como la edad de la menarca y menopausia, la hipertensión del embarazo, la diabetes gestacional, el parto prematuro, nacimientos de bajo peso o abortos reiterados, que se asocian a mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular futura”.
Víctor Mauro, presidente de la SAC, sumó que “hay ciertas enfermedades que predominan en la mujer, como las autoinmunes y el cáncer de mama, que también constituyen factores de riesgo por sí mismos o por los tratamientos asociados. La depresión, la mayor incidencia de burn-out, el multiempleo, el menor nivel educativo, la violencia de género, la menor remuneración por iguales responsabilidades laborales y la mayor carga de trabajo en el hogar son factores de riesgo adicionales fuertemente asociados a enfermedad cardiovascular en la mujer”.
Paradójicamente, las mujeres con frecuencia no reciben la misma calidad de atención frente a los síntomas de enfermedad cardiovascular que se les da a los hombres, y suelen ser subdiagnosticadas o llegar tarde al tratamiento más adecuado por factores como mayor frecuencia de sintomatología atípica en los diferentes síndromes cardiovasculares y mayor tolerancia ante estos.
“El ejemplo más frecuente en mujeres es el infarto agudo de miocardio. Es muy común que la consulta se haga tardíamente luego del inicio de los síntomas. Se pierde un tiempo precioso que luego deriva en infartos más extensos, complicaciones, retraso de los procedimientos de angioplastia o cirugía, con una mortalidad que duplica a la de los hombres”, sostuvo Crosa.
En el Registro Argentino de Insuficiencia Cardíaca de la SAC se observa que las mujeres tienen «mayor incidencia de fibrilación auricular, disfunción tiroidea y función ventricular preservada, la que se caracteriza no por una falla contráctil sino por menor elasticidad del corazón durante su llenado», explican desde la institución. Y suman: «En la evolución, tuvieron similar mortalidad hospitalaria, pero mayor incidencia de reinternaciones y muerte al mes y al año de seguimiento, comparadas con los hombres».
Otra cuestión que vuelve más complejo el problema es el sesgo de género. Según Mauro, “las mujeres están subrepresentadas en los estudios de intervención, ya sea de nuevos fármacos o de procedimientos, por lo que la eficacia de los mismos es menos consolidada y, por lo tanto, es mayor el riesgo de subutilización de drogas potencialmente útiles”.