La Fuerza Aérea de Italia interceptó aviones rusos sobre el mar Báltico y crece la tensión en Europa
Aviones Eurofighters de la Fuerza Aérea Italiana desplegados en la 4ta. Ala Task Force realizaron en las últimas horas una doble intercepción de aviones rusos sobre el Mar Báltico, lo que despertó la tensión en Europa, luego del masivo ataque aéreo de Moscú sobre instalaciones eléctricas de Ucrania.
Los cazas italianos respondieron a sendas alarmas lanzadas desde el centro de mando de la OTAN con sede en Uedem (Alemania), disparadas el jueves y el viernes por la mañana por un avión no identificado que sobrevolaba las aguas internacionales del Báltico.
Una vez identificados los aviones, los F-2000 italianos regresaron a la base polaca de Malbork, base donde operan estas aeronaves como parte del 4th Wing Task Force y desde la que se manejan todos los asuntos de la Policía Aérea Europea de la OTAN al norte de los Alpes.
Estos episodios se suman a un crescendo de las tensiones bélicas en la región nororiental de Europa.
Ucrania denunció el viernes que la noche previa Rusia lanzó un ataque masivo con más de 60 drones y misiles sobre su territorio. El ataque ruso reavivó el temor a una invasión bélica de Polonia -miembro de la OTAN-, que envió sus cazas al aire en una actividad de vigilancia y seguridad del espacio aéreo.
Pero no solo Polonia está en primera línea: en Rumania se encontraron «fragmentos de drones» en una granja cerca del Danubio después de los ataques rusos.
Ya en diciembre pasado, un vehículo aéreo no tripulado se estrelló en una zona deshabitada de Rumania después de un ataque ruso a los puertos ucranianos del río. Incluso antes de eso, en septiembre, también se encontraron otros restos de drones en la zona fronteriza.
«La guerra es real»
«La guerra ya no es un concepto del pasado, es real», fue la alarma lanzada por el primer ministro polaco, Donald Tusk, en una entrevista con una serie de periódicos internacionales.
«Lo más preocupante es que cualquier escenario es posible. Sé que parece devastador, especialmente para los más jóvenes, pero tenemos que acostumbrarnos mentalmente a la llegada de una nueva era. Es la era de antes de la guerra», afirmó tajante Tusk, preocupado porque a Europa «todavía le queda un largo camino por recorrer» para reforzar su defensa y, por tanto, no está en absoluto preparada para afrontar la amenaza que se avecina.
Las palabras de Tusk son el indicador de una creciente alarma general en el continente sobre las verdaderas intenciones de Vladimir Putin respecto de Ucrania y más allá.
La guerra no va como quiere Kiev, que pide incesantemente Patriot, municiones, misiles y aviones para defenderse del avance ruso, que en cinco meses ha conquistado 500 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, según el think tank estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus iniciales en inglés)
Las cifras dan la medida de una guerra desigual, según el comandante en jefe de las fuerzas ucranianas, Oleksandr Syrsky.
«Hace unos días, la ventaja del enemigo en términos de munición disparada era de aproximadamente seis a uno», admitió el militar ucraniano en una entrevista, pero aseguró que aunque la situación en el frente es difícil, el ejército movilizará menos personas que las 500.000 propuestas inicialmente por Zelenski.
Si la situación en el frente sigue siendo complicada -y Kiev espera una nueva ofensiva rusa entre mayo y junio-, las cosas no van mejor en el resto del país. Una lluvia de ataques ha vuelto a golpear las infraestructuras energéticas en esta tercera primavera de guerra.
El bombardeo de Moscú con decenas de drones y misiles ha «dañado centrales térmicas e hidroeléctricas» en el centro y oeste de Ucrania. Según Zelensky, entre los objetivos estaban «las centrales hidroeléctricas de Kaniv y Dniéster», porque «el país terrorista quiere que se repita el desastre ecológico en la región de Jerson, pero ahora no solo está amenazada Ucrania, sino también Moldavia».
Como resultado de los ataques, el operador nacional Ukrenergo se vio obligado a implementar apagones de emergencia planificados en las regiones de Dnipropetrovsk, Zaporiyia y Kirovograd.
Clarín