Qué síntoma puede aparecer en la noche cuando una persona tiene demencia
Expertos vinculan ciertos problemas nocturnos con la acumulación de beta-amiloide en el cerebro, una de las causas del Alzheimer. La importancia del diagnóstico temprano para iniciar el tratamiento.
El sueño es una parte esencial de nuestras vidas, ya que nos permite descansar, recuperar energía y mantener el equilibrio físico y mental. Sin embargo, según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 40% de la población duerme mal, lo que demuestra que millones de personas no logran ese descanso fundamental para la salud.
Entre las posibles causas de este problema se encuentran el insomnio, el síndrome de piernas inquietas, la narcolepsia y la apnea obstructiva del sueño, que también podría relacionarse con la enfermedad de Alzheimer.
De acuerdo a la Clínica Mayo la apnea obstructiva del sueño es común en personas con esa enfermedad neurodegenerativa. “Este trastorno del sueño potencialmente grave hace que la respiración se detenga y se reanude repetidamente durante el sueño”.
De acuerdo al doctor Daniel Pérez Chada (MN 47.085), presidente de la Fundación Argentina del Sueño, consultor del servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral, las investigaciones señalan que hasta el 80% de los afectados por apnea del sueño no son diagnosticados a tiempo.
De acuerdo al doctor Daniel Pérez Chada (MN 47.085), presidente de la Fundación Argentina del Sueño, consultor del servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral, las investigaciones señalan que hasta el 80% de los afectados por apnea del sueño no son diagnosticados a tiempo.
Explicó el experto a Infobae: “Las apneas se producen por la relajación de los músculos que sostienen la lengua, el paladar blando y otros tejidos de la garganta, causando pausas respiratorias durante las horas de descanso, las cuales pueden extenderse por 10 segundos o más. Estas pausas pueden repetirse 10, 20 y hasta 30 veces por hora”.
Este fenómeno afecta negativamente tanto la continuidad del descanso como diversas variables fisiológicas: “se altera la oxigenación de la sangre, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y, en situaciones más graves, aumentan los niveles de dióxido de carbono en sangre. Asimismo, dado que cada pausa respiratoria concluye con un breve pero repetido despertar cerebral, el sueño se ve fragmentado y su calidad disminuye”, detalló el médico.
El doctor Enrique De Rosa Alabaster (MN 63406), médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista especializado en temas de salud mental, explicó a Infobae: “Dentro de los trastornos para dormir, la apnea del sueño merece una especial atención. Afecta la respiración durante el sueño y se caracteriza por pausas en la respiración debido a la obstrucción de las vías respiratorias o la falta de señales del cerebro para respirar. En los últimos años, se ha planteado, la hipótesis primero y la evidencia cada vez más fuerte después, de que existe una relación entre la apnea del sueño y el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer o tipo Alzheimer (neurodegenerativa)”.
Y completó el médico: “Durante los episodios de apnea, se produce una disminución en el flujo sanguíneo cerebral y en los niveles de oxígeno en el cerebro, por el menor ingreso de aire y por la menor vascularización. Esta falta de oxigenación tiene efectos negativos concretos en las células cerebrales y generan un daño neuronal a largo plazo. Una de las teorías de la enfermedad de Alzheimer es la acumulación de placas de beta-amiloide en el cerebro. Algunos estudios han sugerido que la apnea del sueño puede aumentar la producción y acumulación de beta-amiloide en el cerebro, lo que podría acelerar el proceso de deterioro cognitivo”.
Por qué la apnea del sueño se relaciona con el Alzheimer
Los expertos de Clínica Mayo afirman que los problemas de sueño y la enfermedad de Alzheimer a menudo van de la mano: “Las alteraciones del sueño pueden afectar hasta al 25% de las personas con demencia leve a moderada y al 50% de las personas con demencia grave. Las alteraciones del sueño tienden a empeorar a medida que la demencia se hace más grave”.
Otros posibles problemas de sueño de las personas con demencia incluyen somnolencia excesiva durante el día e insomnio con dificultad para conciliar el sueño y dormir sin despertarse. También es común despertarse frecuentemente durante la noche y levantarse muy temprano a la mañana.
Las personas con demencia también pueden padecer un fenómeno por la tarde o durante la noche llamado síndrome del ocaso. Podrían sentirse confundidas, agitadas, ansiosas y agresivas. Puede ser peligroso deambular por la noche en este estado mental.
Las personas con enfermedad de Alzheimer pueden comenzar a desarrollar síntomas a los 60 o 70 años, pero el amiloide puede comenzar a acumularse hasta dos décadas antes. Por eso es importante priorizar el sueño, tratando de dormir de siete a nueve horas por noche, a partir de los 40 o 50 años, si no antes, dijo Joe Winer, investigador postdoctoral de neurología y ciencias neurológicas en el Centro de Sueño y Ciencias Circadianas de la Universidad de Stanford. “Pero creo que las señales apuntan a que probablemente en la mediana edad, cuando nos acercamos a los 60 y 70 años, el sueño será importante”, dijo el doctor Winer.
El tratamiento de la apnea del sueño puede variar según el tipo y la gravedad de la condición. Las opciones de tratamiento incluyen cambios en el estilo de vida, dispositivos de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), terapia de presión de aire positiva en dos niveles (BiPAP), cirugía y otros procedimientos médicos.
Cómo saber que una persona tiene demencia
Según el Instituto de Salud Mental de Estados Unidos, la enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral progresivo e irreversible que destruye lentamente la memoria y las habilidades de pensamiento y, eventualmente, la capacidad de realizar las tareas más simples. Es la causa más común de demencia en adultos mayores.
De acuerdo a la Clínica Mayo, no existe una prueba específica para confirmar un diagnóstico de la enfermedad. El médico es quien decide si el Alzheimer es la causa más probable de los síntomas basándose en la información que se proporcione, un examen físico y los resultados de varias pruebas:
- Examen neurológico. Para esta prueba el médico evaluará la salud neurológica general al probar reflejos; tono y fuerza muscular; sentido de la vista y el oído; coordinación y equilibrio.
- Pruebas de laboratorio: los análisis de sangre pueden ayudar a descartar otras posibles causas de pérdida de memoria y confusión, como un trastorno tiroideo o deficiencia de vitaminas.
- Evaluación del estado mental y pruebas neuropsicológicas. Un médico puede realizar una breve prueba del estado mental para evaluar la memoria y otras habilidades cognitivas.
- Imágenes cerebrales: se utilizan para identificar anormalidades visibles relacionadas con condiciones distintas de la enfermedad de Alzheimer, como accidentes cerebrovasculares, traumas o tumores, que pueden causar cambios cognitivos. Se utilizan tomografía por emisión de positrones (PET) para identificar placas de beta-amiloide en el cerebro y resonancia magnética (IRM).
Qué hábitos ayudan a evitar la demencia
La demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo, una cifra que, según las proyecciones, casi se triplicará para 2050, sin embargo, abordar 14 factores de riesgo a lo largo de la vida, comenzando desde la infancia, podría prevenir o retrasar casi la mitad de los casos, según un amplio informe realizado por 27 expertos en demencia.
Según la investigación publicada por la Comisión Lancet en demencias, los 14 factores sobre los que se debería intervenir son: la educación insuficiente, las lesiones en la cabeza, el sedentarismo, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la hipertensión, la obesidad, la diabetes, la pérdida de audición, la depresión, la contaminación del aire y el escaso contacto social. A estos se sumaron dos nuevos factores identificados en el último informe: el colesterol alto y la pérdida de visión.
Los investigadores brindaron recomendaciones para poner bajo control estos factores de riesgo cuanto antes. Estas son:
- Ejercicio regular: La actividad física es crucial para mantener la salud cerebral y reducir el riesgo de demencia. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana. El ejercicio ayuda a reducir la inflamación, mejora la circulación sanguínea y aumenta los niveles de proteínas que fortalecen la comunicación entre las células cerebrales.
- Participación en actividades cognitivamente estimulantes: Participar en actividades que desafíen al cerebro, como leer, aprender nuevos idiomas. Estas actividades estimulan el cerebro y pueden retrasar el inicio de la demencia.
- Protección de la cabeza: Usar casco al practicar deportes de contacto o al andar en bicicleta, así como tomar medidas para prevenir caídas en el hogar, puede reducir el riesgo de lesiones cerebrales que pueden llevar a la demencia.
- Mantener una vida social activa: El aislamiento social es un factor de riesgo para la demencia. Mantener relaciones sociales activas, participar en actividades comunitarias y tener una red de apoyo social puede ayudar a reducir el estrés y estimular la función cerebral.
- Controlar la presión arterial y el colesterol: Mantener una presión arterial y niveles de colesterol saludables es crucial para la salud cerebral. Se recomienda mantener la presión arterial sistólica por debajo de 130 mmHg a partir de los 40 años y llevar una dieta equilibrada baja en grasas saturadas para controlar el colesterol.
- Tratamiento de condiciones médicas: Tratar adecuadamente condiciones como la depresión, la pérdida auditiva, la pérdida de visión y la diabetes es esencial. Estos factores de riesgo pueden ser abordados con tratamientos médicos adecuados, como el uso de audífonos o gafas, la gestión de la diabetes y la terapia para la depresión.
- Uso de filtros de aire HEPA: Para aquellos que viven en áreas con alta contaminación del aire, usar filtros de aire HEPA en el hogar puede ayudar a reducir la exposición a partículas dañinas. Además, evitar el uso de hornos o calefacción a base de madera o carbón puede mejorar la calidad del aire interior.
- Garantizar una educación de calidad para todos: La educación temprana es fundamental para el desarrollo cognitivo y la resiliencia cerebral. Los gobiernos deben asegurar que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad desde una edad temprana.
- Controlar la contaminación del aire: La exposición a la contaminación del aire se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia. Las políticas públicas deben enfocarse en reducir las emisiones contaminantes y fomentar la creación de zonas verdes en las ciudades para mejorar la calidad del aire.
- Regulación del tabaco y el alcohol: Fumar y el consumo excesivo de alcohol son factores de riesgo importantes para la demencia. Las políticas deben incluir campañas de concientización sobre los riesgos del tabaco y el alcohol, así como ofrecer programas de apoyo para dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol.
- Acceso a atención médica y tratamientos: Garantizar que las personas tengan acceso a atención médica de calidad es esencial para el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado de la demencia.
Infobae