OPINIÓN: Instructivo para presidentes
No habiendo una escuela de presidentes, alguien debería dejar un instructivo sobre el sillón de Rivadavia para que cuando el tipo jura, caza el bastón y entra al despacho, sepa qué hacer.
La mejor síntesis es que en sólo medio siglo tuvimos cinco monedas distintas: Peso Moneda Nacional (hasta 1969), Peso Ley 18.188 (de 1970 a 1983), Peso Argentino (de 1983 a 1985), Austral (de 1985 a 1991) y Peso Convertible (de 1991 a la fecha). Hay que reconocer que este último, creado por Menem y Cavallo, viene durando bastante. El único problemita es que cuando el actual peso convertible debutó, con un solo peso te comprabas un dólar y hoy necesitas 1.220 mangos para comprarte el mismo dólar. O sea, urge una escuela de presidentes.
Mientras tanto, no queda más remedio que tirarles algunos tips, en este caso a Javi, antes de que el daño sea irreparable, una vez más.
La idea de un presidente eterno nunca funcionó. No lo consiguió Perón en los ’50 ni tampoco el general Onganía que decía ser el enviado de Dios para salvar al país y planeaba gobernar por 30 años, hasta que un día el general Lanusse se despertó a la mañana, miró el reloj, decidió que ya era suficiente y lo sacó a Onganía de la Rosada, por teléfono.
Más cerca en el tiempo, también fracasó Menem cuando en 1999 planteó la re-reelección pretendiendo un tercer mandato consecutivo que violaba la Constitución. Ni hablar Cristina que, en su vano intento de eternizarse, no dejó macana por hacer y al final tampoco lo logró.
Primera moraleja para Javi: No te dejes engañar con los boludos que te halagan y que, cuando forman la barrera, se agachan para que pelota pase. Van todas adentro porque ni ellos saltan ni el arquero vuela. Lo de siempre.