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OPINIÓN: Pedido de disculpas al Presidente de la Nación

Algunas consideraciones a raíz de la nota publicada la semana pasada que tanto enojó al presidente Milei.

Antes que nada, nobleza obliga, vaya un pedido de disculpas públicas al presidente Milei. Es evidente que la nota del domingo pasado le resultó particularmente molesta, razón por la cual el propio presidente emitió un comunicado ese mismo domingo a la tarde con el título “De Falacias y algo más…”. Allí dijo que quien escribe esta página, o sea yo, me monté en una campaña de indignación sobre cosas que él nunca había dicho. Es posible.

La nota nunca tuvo la intención de ofender al presidente o tergiversarlo. Sin embargo, asumo que él pudo haberlo interpretado de otro modo y, en ese caso, se entiende el fastidio. Es por eso que ofrezco las disculpas del caso y me comprometo a no volver a meterme con el hecho de que el presidente hace bajar las luces y eleva las cámaras para esconder su papada.

Creo humildemente que la papada del presidente no justifica forzar la puesta de luces y cámaras, al fin y al cabo nuestro primer mandatario tiene una papada hermosa, pero si él lo prefiere evitaremos seguir hablando de la papada.

Solo volvemos a advertir que sobreactuar el ocultamiento de la papada termina haciendo que la gente hable de la papada. O sea, logra el efecto contrario al buscado.

Este punto es importante, no porque la papada presidencial sea una cuestión de Estado, sino porque hacer cosas que logran el efecto contrario es un error que se repite en varias políticas del gobierno.

Algunas son tan extremas que terminan regalándole banderas al kirchnerismo y acercándolo otra vez al poder. Alguien debería recordarle a Milei que millones de votantes del PRO y de otros sectores afines aportaron su voto en el ballotage para que saque al kirchnerismo, no para que lo traiga de vuelta.

El otro asunto que seguramente enojó al presidente fue mencionar que, para el acto de asunción de Trump, se hizo maquillar por un pizzero.

Esta posible confusión surgió porque el presidente apareció en la ceremonia con la cara exageradamente maquillada de blanco, casi como un mimo callejero.

Nuevamente mil disculpas. No sólo no volveremos a meternos con eso sino que ya nos comunicamos con Francesco para pedirle que, en caso de que lo vuelvan a convocar, envíe una maquilladora profesional. Francesco es el maestro pizzero de la trattoria Grazie Nonna, cita en la 15th Street NW, Washington DC, a pasitos de la Casa Blanca.

En otras palabras, vayan nuestras disculpas al presidente por todos estos malentendidos. No volverá a suceder.

Eso sí, para evitar toda confusión sobre el tema de los homosexuales, que es lo que él sostiene que lo medios tergiversaron maliciosamente, recordemos lo que el presidente dijo en Davos. Textual y sin tocar una coma:

“…Sin ir más lejos hace pocas semanas fue noticia en todo el mundo el caso de dos americanos homosexuales que, enarbolando la bandera de la diversidad sexual, fueron condenados a 100 años de prisión por abusar y filmar a sus hijos adoptivos durante más de dos años… quiero ser claro que cuando digo abusos no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil: ¡son pedófilos!…”

O sea, no cabe duda de que el presidente vinculó la homosexualidad con la pedofilia. Tal vez no habrá querido decirlo o quizás el discurso se lo escribió uno de esos boludos que hay en todos los gobiernos, pero exactamente eso fue lo que dijo.

Al toque recibió repudios de todas partes. El primero que criticó al presidente fue el reconocido dirigente comunista Jorge Macri. Ya se sabe que el PRO es un conglomerado de comunistas, socialistas y mandriles. Por supuesto, todos ellos putos.

La respuesta del presidente a Jorge Macri, fue escracharlo en la misma carta en la que fuimos atacados el periodista Ernesto Tenembaum y yo. La diferencia entre ellos dos y yo es que yo no soy ni comunista ni puto ni ninguna de esas cosas feas. Soy bostero, lo cual ya es bastante complicado considerando las dos primeras fechas del campeonato.

Estos malentendidos no impiden que valoremos la estabilidad económica que se está logrando ni el realineamiento geopolítico pro occidente que impulsa el presidente. Pero no nos pidan que en el mismo combo nos banquemos a la banda de fascistas que le dan letra.

Una cosa es aplaudir la baja de la inflación y otra muy distinta es reivindicar a la secta Tradición, Familia y Propiedad, como hizo el escriba de Milei, Nicolás Márquez. El TFP fue una inolvidable troupe medieval que en los años 70 llegó al delirio de acusar al General Lanusse y a su dictadura militar de ser comunistas. Solían acercarse a los autos vestidos con capas rojas al estilo Harry Potter repartiendo folletos en los que se acusaba de comunista hasta al Pato Donald.

En mayo del año pasado, Márquez dió una nota al diario El País de España donde, en referencia a un evento libertario, declaró textualmente: “Los medios hegemónicos de izquierda, como Clarín, dijeron que había 200 personas… La Nación, que es otra de las vertientes de la izquierda, dijo que había 750”… O sea, según este muchacho, Clarín y La Nación son diarios de izquierda. Chupala Página 12.

En la misma línea cabe decir que uno celebra el firme posicionamiento del gobierno en defensa de Israel, pero no por eso hay que tragarse que otro de sus ideólogos, un tal Agustín Laje, revindique como referente a Vicente Massot quien fuera secretario de redacción y columnista de la Revista Cabildo, un panfleto neonazi que sostenía, entre tantas otras cosas, que los judíos estaban infiltrándose en el país para ocupar la Patagonia e instaurar allí un régimen marxista.

Hoy ninguno de estos dos muchachos, ni tantos otros soldados de la batalla cultural, se animarían a expresar una idea antisemita porque Javi los echaría inmediatamente a la mierda. Pero que no lo digan no quiere decir que no lo sigan pensando.

Si estos son los gladiadores imperiales con los que pretende dar la batalla cultural sería mejor que vayan buscando otros un poco más serios. Parecen los Village People desembarcando en Normandía.

¿Por qué hay que marcarle estos problemas al Presidente? Porque si siguen cometiendo errores van a lograr que vuelva el kirchnerismo.

En realidad, el retorno de los K no sería un problema demasiado grave para todos los que nos pasamos 20 años desenmascarándolos en defensa de la República y la democracia. Tenemos experiencia.

En cambio para los libertarios sería un problemón porque ellos mantuvieron el upite cerrado durante todo el kirchnerismo. O sea, no sabrían que hacer.

A los más jóvenes le estaban cambiando los pañales, como dijo Lanata, y a los más grandecitos se ve que no les importaba mucho porque nunca dijeron nada. Algunos eestaban en el gobierno kirchnerista y otros estarían escondidos debajo de la cama.

Moraleja: bajen un cambio y apaguen la soberbia porque los verdaderos liberales, republicanos y demócratas, como decía Aldo Cammarota, somos machos y somos muchos.

Por último y antes de cerrar la nota de hoy: dice Francesco que él está completamente de acuerdo con la motosierra y que felicita al gobierno de Milei por haber logrado el equilibrio fiscal, pero que por favor le manden los 150 dólares que le deben por la sesión de maquillaje.

Las dos de muzza y la fainá fueron de regalo.

Para Clarín, Alejandro Borensztein

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