Aunque mejoró en marzo, la industria completó casi un año de caídas: se desplomó otro 16,6% anual en abril
La producción industrial mejoró levemente respecto de marzo y logró así cortar una racha de seis caídas mensuales consecutivas. Aun así, en el primer cuatrimestre el desplome fue del 15,4%.
Pese a que registró una contracción anual por debajo del promedio (-9%), la producción de alimentos y bebidas fue la que explicó la mayor parte de la caída general en abril, dado que representa casi un cuarto del IPÍ. La principal incidencia negativa dentro de este rubro fue la fabricación de bebidas no alcohólicas, que se desplomó 27%.
Del resto de los rubros resaltaron las variaciones negativas en maquinaria y equipo (-29%), insumos para la construcción (-35,2%) e industrias metálicas básicas (-19,3%).
En cuanto a maquinaria y equipo, la pobre performance estuvo explicada principalmente por la crisis en la fabricación de maquinaria agrícola y electrodomésticos.
Respecto de los insumos para la construcción, o productos minerales no métalicos en términos formales, la dinámica estuvo estrechamente vinculada con el derrumbe del 37,2% que sufríó la actividad de la construcción en abril.
Asimismo, el mal dato de las industrias metálicas básicas respondió fundamentalmente a una caída de casi 27% en la industria siderúrgica.
Con estos magros números, en el primer cuatrimestre la producción industrial acumuló un desplome del 15,4% versus los primeros cuatro meses de 2023. La particularidad es que la crisis atraviesa de manera cruda a casi todos los rubros industriales; la refinación de petróleo es el único que muestra una baja mucho menor en términos relativos, salvado en parte por lo escindido que está el sector hidrocarburífero respecto de la actividad económica general.
Partiendo desde un piso no tan lejano al de los meses de pandemia, la actividad del sector mejoró igualmente de manera leve respecto de marzo y pudo cortar una racha de seis bajas mensuales consecutivas.
Para Canosa la sostenibilidad de este rebote depende de múltiples factores, vinculados a la evolución de la demanda interna, las exportaciones, el financiamiento y la obra pública.
Sobre la demanda interna, Monti Salias no avizora una mejora debido a los salarios reales deprimidos, fundamentalmente en el segmento de los trabajadores informales.
Respecto de las trabas para importar, la especialista remarcó que, si bien «se están respetando cronograma de pagos», su flexibilización dependerá en buena parte de la evolución de las reservas, que están viendo presionadas por la demora en la liquidación de la cosecha y los pagos de gas a contrarreloj.
Además, el economista le dio relevancia también a la capacidad que el Gobierno pueda llegar a tener para impulsar modificaciones estructurales que contemplen una reforma tributaria que fomente la agregación de valor, un esquema laboral que incentive la creación de empleo sin quitar derechos y un sistema financiero que sea capaz de captar ahorros y destinarlos a financiar la inversión «que es lo que impulsará el cambio en la matriz productiva».
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