La UCR busca hacer pie en su interna tras los ataques de Milei: las nuevas alianzas y el temor por el enojo social
“Nos desprecia porque no somos verticalistas”, se autoconsuelan los radicales ante los reiterados ataques de Javier Milei. Pese a haber encarado un rol dialoguista y colaborativo para sacar adelante la Ley Ómnibus, el Gobierno los volvió a elegir como blanco de sus ataques. Ni el kirchnerismo despierta tanto enojo en el Presidente como lo hace la UCR. A raíz de la publicación de los nombres de los legisladores que votaron en contra de algunos artículos e incisos, entre los correligionarios creció la preocupación y el miedo por la forma en que ese ataque pueda trasladarse en la calle. El intento de asesinato a Cristina Kirchner es bastante reciente.
El mandato de representar a los cinco gobernadores, las largas horas de sesión, la negociación con el oficialismo, la amenaza de Facundo Manes y la explosión de los grupos de whatsapp con la catarsis de los radicales atacados en redes sociales por los libertarios, se representaron en el llanto de Rodrigo de Loredo en la puerta del Congreso. El presidente del bloque vivió como un fracaso la caída de la Ley Ómnibus, aunque ninguno de los mandatarios provinciales le reprochó su accionar.
De Loredo le ganó la batalla a Manes para quedarse con la presidencia del bloque, apalancado por los gobernadores del partido centenario. Como consecuencia, quedó enfrentado a los líderes del espacio que aún integra: Evolución. Martín Lousteau, actual presidente del Comité Nacional, suele deslizar fuertes críticas a Milei, sobre todo por la falta de tolerancia, diálogo y búsqueda de consensos. Incluso lo comparó con Cristina Kirchner luego de la quita de subsidios al transporte a las provincias: “No es muy distinto de cuando Cristina se enojaba con los porteños o cordobeses. Es exactamente la misma lógica de acumulación de poder, es el mismo gen”.
“Rodrigo estaba para votar la ley entera, como venía”, aseguran integrantes del bloque que observan su perfil libertario. No es ningún secreto que tanto De Loredo como Martín Tetaz se identifican más con algunas ideas de La Libertad Avanza, en comparación a sus correligionarios. De hecho, ambos fueron ponderados como los referentes de la renovación por parte de Mauricio Macri durante la última campaña electoral. Los elogios hacia dirigentes del radicalismo no abundan en boca del ex presidente.
Las diferencias que se pudieron sostener durante la campaña electoral se tornan insostenibles con Milei presidente. En su mayoría, los radicales estaban de acuerdo en no aprobar todas las facultades delegadas, en rechazar la suba de retenciones, la suspensión de la movilidad jubilatoria y la privatización “indiscriminada” de las empresas del Estado. Pero hoy la interna en la UCR pasa por el rol que deben cumplir durante los próximos 4 años: ser una oposición intransigente o aliada.
Aunque en la votación en particular de la ley los 34 diputados radicales votaron casi con libre albedrío, algunos observan nacer un eje Manes/Lousteau. Con Tetaz y De Loredo alejados (al menos en los gestos) de Evolución, el neurólogo aprovecha para traer agua para su molino. “No estábamos tan solos”, alertan cerca del fundador de INECO. Es que en la votación en general habían quedado solos con su aliado Pablo Juliano al votar en contra. Ese escenario se revirtió el martes pasado.
Este naciente sector que comienza a gestarse al calor de los insultos de Milei, le baja el precio al poder de los gobernadores en el Congreso y hacen una cuenta simple: si todos desdoblaron las elecciones en sus territorios, sus listas a legisladores nacionales no tuvieron tanta influencia en la actual conformación de las bancas. En la votación se vio reflejado, según sostienen, ya que los mandatarios provinciales no pudieron garantizarle todos los apoyos al proyecto. “Cada diputado hizo lo que quiso. No hubo conducción”, resaltan.
Sin embargo, en el bloque le bajan el tono al liderazgo de Manes y le reprochan su casi nula participación a las reuniones. “Manes no es un líder”, sentenciaron en diálogo con Infobae. Los más desconfiados creen que el neurólogo tiene un acuerdo con el kirchnerismo ya que, entre los ejemplos, recuerdan que el día que Máximo Kirchner salió del recinto para sumarse a protesta que se desarrollaba en la puerta del Congreso, el radical – junto con Juliano- fueron los únicos que se levantaron del recinto. “Que se vaya con Leopoldo Moreau”, bromean al compararlo con los correligionarios K.
En el bloque no hay peligro de ruptura. Pese a los intensos días de convivencia, los ataques del Gobierno y reproches internos, en el partido centenario predomina el llamado a la calma. Algunos recuerdan el voto no positivo de Julio Cobos a la 125, cuando era el vicepresidente de Fernández de Kirchner: “Si un radical no está convencido, no va a votar a favor porque alguien se lo ordena. No somos verticalistas como los peronistas. Por eso nos odia Milei. No puede controlarnos ni comprarnos”.
“La crisis nos dio sentido de unidad”, destacan entre los legisladores. Algunos creen que los agravios provenientes de La Libertad Avanza los coloca en la vereda de enfrente, que se suma al cansancio de los gobernadores, quienes acaban de recibir una represalia con la quita de subsidios al transporte. “Estos días son para dejar que se siga equivocando el Gobierno”, agregan, en especial, los radicales que vaticinan un fracaso del Gobierno y ven la oportunidad de sacarse de encima al PRO, su viejo y no tan querido aliado.
Para Infobae, Diamela Rodriguez