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OPINIÓN: Los mandriles no se toman vacaciones

Fin de año con una increíble mezcla de éxitos asombrosos y bestialidades peludas, como solo Javi lo sabe hacer.

Antes que nada, vaya un pedido particular para aquellos dirigentes a los que les están descubriendo propiedades en Miami, no declaradas o en negro. Da lo mismo si es Ritondo (PRO), el capo de la ex AFIP (LLA), Insaurralde (PJ), los herederos de Muñoz (kirchnerismo) o cualquier otro servidor público. Si por casualidad a alguno le queda libre un derpa para la segunda quincena de enero, por favor contactarse por línea privada. Es para un amigo.

Dicho esto, y también antes que nada, desde acá apoyamos el despido de Marcelo Longobardi. En realidad, lo deberían haber echado mucho antes considerando que hace meses venía criticando al gobierno o cuestionando alguna que otra cosita autoritaria del presidente. No sabemos quién fue el funcionario que dio la orden o presionó a la radio, pero quien haya sido reciba nuestras felicitaciones por mantener viva esa sana tradición que siempre tuvo la casta argentina de perseguir gente que anda por ahí criticando gobernantes.

Por otra parte, si es verdad que el gobierno le pasa sobres con guita a algunos periodistas militantes, como insinuaba el comunista Longobardi, desde acá le pedimos encarecidamente a las autoridades pertinentes que no se olviden de este humilde servidor. Esta página tiene gran cantidad de lectores y entre todos ellos hay mucho republicano que todavía no la ve. Se les puede comer la cabeza hasta que entiendan y la vean.

En el mismo sentido, también apoyamos la decisión del canciller Gerardo Werthein que envió una carta documento a Clarín intimando a la periodista Natasha Niebieskikwiat a que se abstenga de seguir escribiendo sobre el tema del gendarme argentino secuestrado en Venezuela. Bien ahí el amigo Gerardo. ¿De donde sacó esta chica Niebieskikwiat que, con ese apellido tan soviético, puede andar escribiendo notas así como si nada?

Según Cancillería, esas columnas interfieren con las negociaciones para liberar al gendarme de las manos chavistas. ¿Será que Diosdado Cabello se la pasa leyendo Clarín? Rareza bananera.

Ahora sí, vamos a lo importante.

Con una mano en el corazón, hay que reconocer las cosas como son: era mucho más facil putear contra el kirchnerismo.

Los tipos despilfarraron los mejores 10 años de la región, trajeron de vuelta la inflación a la Argentina, destrozaron la moneda, arruinaron el autoabastecimiento energético, abrieron una grieta en la sociedad, instalaron una corrupción sin precedentes, empobrecieron al país, se asociaron con las peores dictaduras, pretendieron ir por todo y finalmente se quedaron con nada. Fueron 20 años gobernados por una batucada de impresentables con los resultados catastróficos que ya todos conocemos. El remate fue Alberto.

En cambio esta batucada que hoy nos gobierna, no es menos impresentable que la anterior, pero debemos reconocer que les salen todas bien. Al menos por ahora.

Podés putear a los libertarios porque le gritan “puto” a cualquiera como si fuera un insulto, porque le gritan “comunista” a muchos de los más respetados dirigentes conservadores de la derecha argentina y porque finalmente han demostrado que son unas bestias peludas, adorables obviamente, pero bestias peludas al fin.

Sin embargo, guste o no, los tipos bajaron la inflación, la pobreza, la indigencia, controlan el dólar, estabilizaron la economía, terminaron con los piquetes, desarmaron miles de curros en el Estado, nos alinearon con Occidente y desde hace meses los planes sociales llegan directo, sin intermediarios que los choreen. No es poca cosa para un primer año. Creer o reventar.

Doce meses atrás, pocos lo hubieran imaginado. Una cosa fue votarlos para que no gane el kirchnerismo y otra muy distinta era esperar que esto pudiera salir bien.

El currículum de los tres miembros del triángulo de hierro (Javi, Kari y Santi) y los dos lados extras con los que se completa el pentágono (Toto y Guille Francos) no daba para ilusionarse demasiado. Veamos.

Se supone que Javi sabe de economía, algo de ópera y debe tener alguna destreza para descolgar centros, pero cuando uno lo escucha hablar es evidente que del resto de las cosas sabe muy poquito.

La hermana será muy simpática, pero en el currículum no hay ningún dato que la habilite para ser “El Jefe” de la República Argentina y el pibe Caputo hace un acting de todopoderoso pero, siendo generosos, con suerte califica para integrar el equipo de marketing de Unilever.

El ministro de Economía no es mucho más. Un clásico oficial de cuenta bancaria que cuando sale del entrenamiento de rugby, se ducha rápido y se va rajando a una boite en San Isidro a bailar temas de César Banana Pueyrredón. Como mucho te puede recomendar que bono conviene comprar. Hasta ahí.

El quinto es Guillermo Francos. El único de los cinco que si le preguntás quiénes fueron Dagnino Pastore, Benito Llambí, Oscar Ivanissevich, César Jaroslavsky, Juan Carlos Pugliese, Paco Manrique, Oscar Alende o Leónidas Saadi seguramente conteste bien. Los otros cuatro nunca hubieran ganado el viaje a Bariloche.

Por eso es un milagro que les vaya bien. Y una bendición. Baruj Hashem.

Sin embargo, dado que hemos visto estrellarse inexorablemente a todos los gobiernos argentinos, uno tiende a desconfiar. Por suerte nunca perdimos la democracia por lo que la alternancia está asegurada.

El problema es justamente ese: una cosa es la alternancia uruguaya donde, gane quien gane, a nadie se le ocurre salir corriendo al banco a sacar la guita por las dudas y otra cosa es la alternancia argentina que pasa de gobiernos pro occidente a gobiernos pro chavismo, sin escalas. Vamos de Clinton a Gadafi o de Churchill a Castro, como si nada.

Aquí radica el secreto de que estos éxitos se mantengan en el tiempo para asegurarnos que lo hecho bien ahora, se siga haciendo bien después. Gritándoles a Macri, a Cristina, a los empresarios, a los sindicalistas, a Lopez Murphy o a quien sea “mandriles comunistas los voy a envaselinar hasta que ahullen como mastines en las colinas romanas”, no pareciera ser la mejor manera.

Por ahora tienen la suerte de que el kirchnerismo se transformó en una rascada como nunca antes. En la última reunión, donde vimos una mesa larga en la que estaban Cristina, Massa, Máximo, Kicillof y otros cracks, sólo faltaban los sandwichitos de miga resecos con las puntas para arriba. Pero no será para siempre. Algún día volverá el catering.

¿Qué podemos hacer nosotros los giles que laburamos y garpamos impuestos para ayudar? En principio, seguir laburando y garpando impuestos. No queda otra, salvo que uno se asocie con aquellos dueños de los derpas de Miami, largue todo y consagre su vida a rascarse como todo buen mandril.

Lo otro que podemos hacer es putearlos hasta que entiendan cómo se hacen las cosas.

Por eso esta columna no se toma vacaciones. No sea cosa que cuando firmen el decreto que designe a Lijo en la Corte y sigan elevando el prestigio de las instituciones hasta superar a Suiza, encuentre a los mandriles rascándose el higo en Miami, en deptos de vaya uno a saber quien.

Acá estaremos amigo lector. Acompañándolo en estos bestiales pero entretenidos tiempos de la Era Milei.

La seguimos en enero.

Felices fiestas para todos. Besitos y abrazos.

Fin de temporada.

Para Clarín, Alejandro Borensztein

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