OPINIÓN: Los muchachos maduristas
Los kirchneristas apoyan la dictadura de Maduro por su postura contra EE.UU., pero a la hora de veranear prefieren Miami.
Antes que nada, la mala noticia de la semana: el expresidente Macri anunció este jueves que no piensa apoyar la nominación del Juez Lijo a la Corte Suprema y agregó que, salvo dos o tres, la mayoría de los senadores de su partido tampoco lo harán. No aclaró quiénes son esos dos o tres garcas del PRO que van a apoyar a Lijo, pero evidentemente la decisión de Macri es un problemón, sobre todo para aquellos tipos que son muy exitosos haciendo negocios pero que están flojitos de papeles. Toda gente muy de andar haciendo trompos con la Ferrari.
Por suerte la nominación de Lijo impulsada por Milei aún mantiene el apoyo silencioso de Cristina (jefa espiritual del PJ) y de Lousteau (jefe de la UCR). El hecho de que el Gato se haya expresado en contra públicamente deja en evidencia algo obvio: el que calla otorga. O sea, Cristina y Lousteau otorgan.
Si sumamos los senadores de ambos espacios (peronismo y radicalismo), todavía podemos mantener las esperanzas de que Lijo llegue a la Corte. Ojalá así sea, por el bien de todos los bingueros, los contratistas del Estado, los importadores massistas que aceitaron las SIRA y demás emprendedores que sueñan con una Argentina grande, pujante y floreciente. Para ellos, obviamente.
Dicho esto, vayamos a lo importante.
Contrariamente a lo que mucha gente piensa, el triunfo de Maduro es una muy buena noticia. No importa si el triunfo electoral del chavismo fue en serio o, como todo el mundo sabe, fue un triunfo fraudulento que ni siquiera requiere del VAR para ser anulado. Acá lo importante es que se ganó y eso es muy positivo para el país. Ampliemos esto rápidamente.
Así como los hisopados servían para detectar a los que tenían COVID y luego poder aislarlos, la elección venezolana es muy útil porque nos sirve para detectar a los que apoyan dictaduras y, eventualmente, también poder aislarlos, al menos políticamente.
Posicionarse a favor del chavismo implica justificar una dictadura que ha sido denunciada por todos los demócratas del mundo, de ahí que la espectacular payasada de Maduro funciona como un detector inmediato de bestias peludas autoritarias.
Alguien podría decir que no hacía falta esta elección para descubrir fachos ya que, con solo escuchar a un tipo reivindicando los regímenes de Cuba y Nicaragua, alcanzaba para poder sumarlo al Club Atlético Almirante Massera (está claro que la única diferencia que hay entre Massera, Castro, Pinochet y Diosdado Cabello es el color de la chomba). Sin embargo siempre hay nuevas generaciones que quieren expresar estas ideas y está bueno identificarlos para darles la posibilidad de obtener su carnet de socio.
Llegado a este punto, cabe aclarar que no hacía falta asistir al show del fraude chavista para saber que en Venezuela hay una dictadura. Hace décadas que ese gobierno secuestra, mata, proscribe, detiene, persigue, cierra medios, controla la justicia generando así un verdadero éxodo, o sea interpreta todo el repertorio de una clásica dictadura bananera.
A pesar de saber todo esto, el kirchnerismo siempre los apoyó, los aplaudió y los condecoró. ¿Por qué? Por una simple razón: el chavismo putea a EEUU. Y la realidad es que cualquier cosa que esté de la vereda de enfrente de los norteamericanos produce fascinación en el kirchnerismo. Por eso muchos festejaron la caída de las Torres Gemelas, por eso Cristina dijo que el ISIS era un montaje hollywoodense, por eso apoyan a Putin, por eso les gusta la dictadura china y por eso no dicen ni mu cada vez que Irán ejecuta una mujer por el simple hecho de querer mostrar el pelo.
Eso sí, a la hora de veranear nuestros chavistas locales siempre eligen Miami. Y se sacan fotos. Serán falsoprogresistas pero no son ningunos boludos. De hecho, muchos de ellos tienen depto en Miami o en Nueva York. Y lo bien que hacen, porque es mucho mejor tenerlo en la Avenida Collins que en Teherán.
Lo raro es que tantos dirigentes, intelectuales y periodistas kirchneristas nunca se hayan preguntado por qué cada vez que piden una pizza se las trae un ingeniero venezolano. Se ve que, de tanto pasarse el día defendiendo a los trabajadores, cuando se cruzan con uno ya no lo quieren ni mirar.
Por todo esto, el aporte de la dictadura de Maduro es invalorable. Nos permite saber quién es quién en este mundo.
Tanto lo de Lijo como lo de Venezuela, se conectan y sirven también para entender mejor las consecuencias de esta clase de acciones políticas. Veamos.
El gobernador Axel Kicillof se pasó la semana llorando porque los tipos de YPF y los de PETRONAS de Malasia anunciaron que la planta de licuefacción que van a construir juntos, en lugar de hacerla en la Provincia de Buenos Aires, la van a hacer en la de Río Negro. Como si Río Negro no fuera también la Argentina, que es lo que verdaderamente importa.
Uno entiende que esta decisión de los petroleros le complica al peronismo bonaerense la idea de morderles la billetera y, por ende, se les hace cuesta arriba volver a navegar en el Bandido por el Mediterráneo. Una preocupación completamente innecesaria porque, si bien no van a tener la planta de gas licuado, los casinos van a seguir estando donde están.
Por su parte, YPF dio claras razones técnicas por las que un nuevo puerto más profundo y más cercano a los yacimientos es mejor que uno con dificultades de calado en Buenos Aires.
A eso habría que agregar que probablemente la gente de YPF y de PETRONAS hicieron bien los números y se dieron cuenta de que, entre Insaurralde, los barones del conurbano y los sindicalistas de la provincia, les salía más barato hacer un nuevo puerto enterito con espigón, muelle, prostitutas y gaviotas en Río Negro, que usar el que ya está hecho en Bahia Blanca.
Sin embargo esa no debe ser la única razón por la que le escaparon al territorio bonaerense. Hay algo más.
Ya vimos que, tanto Kicillof como Cristina, se la pasan apoyando dictaduras como las de Maduro. También sabemos que se tiran de cabeza cuando ven la posibilidad de meter en la Corte jueces complicados como Lijo. La combinación de ambas cosas no ayuda a que Kicillof se presente como el mejor anfitrión para los inversores de este mundo.
No solo nosotros conocemos las cosas que hace y dice este muchacho. Allá en Kuala Lumpur tambien lo saben. Y la guita la tienen que poner ellos.
Ya deben haber visto el video del 8 de septiembre de 2012, cuando Kicillof dijo en 678 textualmente “habría que fundir a Techint”. En ese momento Techint era la empresa privada más grande de la Argentina y la única multinacional.
También los malayos deben saber la genialidad que Kicillof se mandó con YPF, que ya nos costó 10.000 palos verdes en resarcimientos a Repsol y que nos va a costar 16.000 palos verdes más por estatizarla ignorando el estatuto de la compañía, según dictaminó la justicia de EEUU. Allá en Malasia también hay internet, y googlean.
Por eso amigo lector, nada es gratis en esta vida. Se pasaron muchos años reivindicando a Chávez y condecorando a Maduro como para pretender ahora despegarse de todo. Maduro masacra gente por las calles mientras canta la marchita y se proclama peronista y evitista. Mal momento para el peronismo.
Ya lo dijo Ella: todo tiene que ver con todo.
Para Clarín, Alejandro Borensztein