OPINIÓN: The Javi Late Nigth Show
El exitoso show de un presidente puteador.
Contrariamente a lo que mucha gente cree, no hay nada mejor que tener un presidente que se la pasa insultando a todo el mundo.
Tal vez se le fue un poco la mano con el último tweet titulado “el perfecto dinosaurio idiota” en el que acusó a Lula, presidente del principal socio comercial de la Argentina, de ser un corrupto y un comunista. Ya sabemos, Javi es así.
Por suerte, para estas situaciones está la canciller Mondino que al toque manda bombones a las embajadas y explica que Milei no quiso decir lo que dijo. A esta altura no se entiende que espera la Cancillería para crear la Subsecretaría de Disculpas y Explicaciones.
Sin embargo, lo mejor de todo es cuando Javi se la agarra con los periodistas. Es una fiesta verlo agredir a Lanata, Longobardi, Bonelli, Novaresio o María Laura Santillán, por nombrar otros zurdos famosos. Ni hablar cuando se la agarra conmigo, cosa que hizo esta semana por segunda vez. Un orgullo considerando que solo van seis meses de gobierno. Ya volveremos al tema.
En lugar de indignarse tanto, los periodistas deberían darse cuenta de que peor sería tener un presidente aburrido, respetuoso, acuerdista, onda estadista como el comunista Tony Blair o el bolche Julio María Sanguinetti. Tal vez para el país sería bueno, pero para los ensobrados como nosotros sería una catástrofe porque no tendríamos de qué hablar. De hecho, esta columna directamente tendría que cerrar por falta de mercadería.
En otras palabras: es una bendición tener este presidente. Basta imaginarlo a Javi a la noche, tirado en la cama solo como un perro, o solo con un perro, mirando X o rebobinando Flow a las 3 de la mañana para ver que dijo Diego Sehinkman a las 8 de la noche. No hay que indignarse ni ofenderse. Solo celebrarlo, apoyarlo y disfrutarlo, antes de que vuelva Cristina.
De todos modos, es comprensible que haya otros comunicadores más sensibles que se sientan afectados. Para todos ellos nuestra solidaridad y acompañamiento.
Al fin y al cabo, todos los que estamos en los medios nos criamos juntos. Arrancamos en el jardín de infantes “El Globito Rojo” a donde nos mandaron nuestros padres que llegaron todos juntos a la Argentina emigrando de EE.UU. y escapando del senador McCarthy que los perseguía, obviamente, por comunistas.
Con el tiempo fuimos creciendo pero el cariño entre todos nosotros se mantuvo. Todavía recuerdo el día que Silvita Mercado se incoporó a salita de 3, también conocida como Salita Lenin. Llegó de la mano de otro nene llamado Joaco Morales Solá que, por entonces, tenía más pelo.
Fue una linda época, jugábamos en el arenero con Nelsito Castro y Jorgito Fernández Díaz. Los viernes nos íbamos cantando la marcha de la Internacional Socialista: Debout ! les damnés de la terre ! Debout ! les forçats de la faim ! Nadie entendía lo que quería decir, pero sonaba hermoso.
El que mejor cantaba era Carlitos Pagni, solía vestir un buzo que tenía estampadas las caras de los dos famosos anarquistas ejecutados en la silla eléctrica, en Estados Unidos en 1927: Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Supongo que de ahí le viene a Pagni la debilidad por los apellidos italianos.
Con los años cada uno de nosotros siguió su propio camino. Sin embargo, a diario nos encontramos en el famoso Sótano Rojo, así le decimos al garage de la casa de Hector Magnetto donde ex agentes yugoslavos nos entregan el instructivo del día.
Hay dos turnos en el Sótano Rojo. Uno de madrugada, frío y sórdido, donde van Feinman, O’Donnell, Tenenbaum, Longobardi y todos los que arrancan con sus programas al amanecer.
Los del segundo turno vamos un poco más tarde y es más relajado, nos dan las instrucciones del día y despues nos vamos todos a desayunar con Kirschbaum, Roa, Van Der Kooy, Fioriti, los Wiñazky, los Leuco, Canosa, Geuna, Jony Viale, Débora Plager, Rossi, Doman, Manguel, Kusnetzoff, Liotti, Matías Martin, Alfano, Sietecase, en fin, un Politburó simpatiquísimo. También viene Cristina Pérez, pero llega disfrazada de cartonera, no sea cosa que alguien la vea y le cuente al dorima.
La idea es mantenernos todos juntos porque de a uno no se salva ninguno.
En mi caso personal, yo había sido acusado en febrero por Javi de haber trabajado para el kirchnerismo organizando “la estrategia de los tosedores” (textual) en el debate presidencial del ballotage del que fui uno de los productores televisivos.
Para evitar problemas, rápidamente confesé que había contratado a 50 tosedores cubanos para llevarlos al debate y distraer a Milei. Todo acordado con el kirchnerismo al que, como todo el mundo sabe, siempre adherí. Luego de declarar como arrepentido, le pedí al gobierno que me ayudara con los cubanos porque no querían volverse a su país y me estaban costando carísimo mantenerlos.
Esta semana Milei volvió a la carga. En respuesta a un tweet del periodista Carlos Mira, Javi escribió: “el personaje siniestro en cuestión (se refiere a mi, pero yo se que lo dice con cariño) fue cómplice de Massa en la estrategia de toser”… (textual).
Si hay que confesar, confesemos todo: poner nervioso a Milei fue un plan acordado con Cristina y Massa desde el comienzo.
Para el primer debate en Santiago del Estero, la idea fue aprovechar que Javi es admirador del cosplay (disfrazarse de super héroe) y meterme en su camarín disfrazado de Gatúbela. Si, era yo. Le pasé las largas uñas postizas por las orejas y las patillas hasta que la situación se puso tan densa que tuve que escaparme y salir corriendo de noche vestido de Gatúbela por las calles de Santiago del Estero, cosa poco recomendable.
Supuse que lo había dejado suficientemente alterado, pero no. Milei salió al escenario muy tranquilo. El plan había fallado.
Para el segundo debate en la Facultad de Derecho, siempre en primera vuelta, redoblé la apuesta, me compré un bigote frondoso, una chaqueta militar y me presenté en su camarín disfrazado de Joseph Stalin.
Javi se puso loco. Empezó a gritar como un desaforado mientras yo lo toreaba con una bandera roja de la URSS. Salí corriendo convencido de que esta vez había logrado alterarlo, pero nada. Arriba del escenario estuvo tranquilísimo.
Esa misma semana fue el recordado reportaje de Javi con Trebucq (otro compañerito de El Globito Rojo) en el que Milei decía que no podía concentrarse porque había ruidos en el estudio. Ahí surgió la idea de poner tosedores en el tercer debate, el del ballotage.
No fue fácil el casting de tosedores ni mucho menos encontrar el timbre de tos apropiada para enloquecerlo. Creí que lo habiamos logrado pero lamentablemente tampoco surtió efecto. Milei no solo se mantuvo tranquilo sino que encima ganó las elecciones. Digo lamentablemente porque al final Massa no me mandó ni el Smart TV ni la heladera que me había prometido.
Superado y aclarado el asunto, vuelvo a pedirle a la canciller Mondino que me ayude con la deportación de los tosedores cubanos. No quieren saber nada con volver a vivir en lo de Castro.
A cambio me comprometo a apoyar la causa libertaria, elogiar el talento de Luis Caputo, defender el liberalismo de Scioli y satirizar todos los domingos a Melconian y Lopez Murphy.
Nunca más me juntaré con esos zurdos periodistas ni pienso volver al Sótano Rojo.
¡Viva la Libertad Carajo! Hasta la victoria siempre.
Para Clarín, Alejandro Borensztein